dijous, 5 de gener del 2012

La fotografía velada. Cap. I. 5


  Capítulo. I. 5
Aún lo estamos esperando –. Explotó en una risa contundente –. Aquellos curas, de mentes reblandecidas por los banquetes de las casas ricas, se habían creído que iban a reírse de una servidora –, volvió a reír con más gana –. Aquel malasombra del fotógrafo le había hecho una jugada a tu padre cuando nos acabamos de casar. Aprovechó que eran amigos desde niños y le pidió dinero para « un negocio seguro » , le dijo a tu padre; « en dos meses te lo devuelvo ». Montó una fábrica de paraguas, parece ser que había leído que aquel iba a ser «un año excepcionalmente lluvioso». Y así fue, pero no como el esperaba. Aquel fue el año con menos lluvias que recordaban los viejos del lugar. Fue el primero de cinco largos años de « pertinaz sequía », como decían en el nodo. Al cabo de un año, yo estaba apunto de dar a luz a tu hermana Pilar, tu padre le pidió el dinero. El muy sinvergüenza le dijo que lo habían perdido todo, que como no llovía, todo se había perdido, como las cosechas. Tu padre le dijo que lo sentía, pero que tenía una deuda con el, qué como esperaba pagarla. El cara dura le dijo que lo que tenían ellos dos era una sociedad, y que las pérdidas las tenían que asumir ambos. Tu padre estuvo apunto de matarlo, se enzarzaron en una pelea terrible –según me contaron–, y cuando el fotógrafo se vio las de perder sacó una navaja. Tu padre agarró una silla, la partió, y con la pata le empezó a dar tal somanta de palos que casi deja allí la vida el fotógrafo. Los amigos lo separaron: « Para Manolo que te pierdes » .
¡Vaya historia , mamá! –, estaba atónito. A mi padre lo recordaba callado en su taller, siempre trabajando, sin una mala palabra, siempre con una sonrisa en los labios y un « Sí cariño », para mi madre, a la vez que me hacía un guiño con el ojo. Entonces no comprendía el significado del guiño. Hoy sigo su ejemplo.
Así que nunca vino a reclamar el dinero o el material –, volvió a la sonrisa irónica –. Le tenía mucho miedo a tu padre.

No volvió a preocuparse por aquella fotografía, la enterró en la carpeta, junto a mi historial académico, con el propósito  de no volver a pensar más en aquel canalla.

Después de aquella revelación, me sentía un poco perdido. Me costaba digerir la idea de mi padre dando una paliza a otra persona. Él había sido el hombre más pacífico que había conocido. 

No tenía claro cual había de ser el próximo paso para desvelar el misterio de aquella fotografía. Por una parte, me veía atraído por aquella veladura en mitad de una fotografía, por lo demás, nítida y perfectamente enfocada; por otra parte, no quería desvelar ninguna cara oscura de las personas que apreciaba.

– ¡Ah! Casi lo olvido –, mi madre vino a sacarme de aquellas arenas movedizas – a llegado una carta de tu antiguo colegio –. Sobre el aparador había una bandeja con correo – . Toma, es esta– .


Allí estaba el logo del ojo omnisciente y debajo, como irradiado por los destellos del ojo, aparecía, con letras doradas, el remitente: 


« Comisión de antiguos alumnos »

Abrí con impaciencia, y no sin un cierto temor, aquella oportuna carta.

«Con motivo del quincuagésimo aniversario de la inauguración de nuestro querido colegio, se ha constituido una comisión de antiguos alumnos. Esta comisión tiene como objetivo construir un espació de contacto entre el colegio y aquellos que un día fueron sus alumnos, así como facilitar el reencuentro de antiguas amistades.» 

«Está invitado a participar en esta comisión. Puede ayudarnos aportando datos sobre otros alumnos, o colaborando en la organización del Festival del 50º aniversario del Colegio Santa Sapiencia , que se celebrará el próximo 12 de octubre.»

Aquella carta me abrió una nueva puerta. Seguro que, con motivo de una celebración tan marcada, se haría una exposición de fotografías de los cursos pasados. Tenía la posibilidad de averiguar al menos a que curso correspondía la foto que yo conservaba. 

¿Qué habría sido de mis antiguos compañeros? Entonces comencé a recordar a algunos de ellos. Hacia años que no pensaba en los amigos y enemigos de la escuela, en los buenos ratos (pocos), en las gafas rotas durante las peleas a la hora del patio, en las discriminaciones por ser gordo, con gafas y becario. 

« Cuatro ojos, rey de los piojos... ». Recordé la cantinela con la que me perseguían los otros niños.
   « … tú padre es gordo como un barril, y tu madre flaca como un fusil». Cuando oía esto, siempre me sorprendía la exactitud de la descripción. Mi padre era un hombre recio, acostumbrado al esfuerzo físico y con un apetito comparable a su fuerza. En cambio mi madre era, y continuaba siéndolo, una mujer muy comedida para servirse comida, mientras que nos atiborra a los demás. 

Ahora ya no era gordo. Mi monitor del gimnasio no acababa de estar satisfecho con mi forma física, pero estaba dentro de los estándares de peso ideal. En cuanto a las gafas, ahora estaba de moda llevar gafas, incluso los que no las necesitaban tenían al menos tres pares de gafas, que hacían conjunto con la ropa que llevaban en cada ocasión. Trabajaba en una gran corporación como procesador de datos. Un trabajo que ni yo mismo sabría explicarlo bien, pero que daba como un cierto prestigio. Prestigio debido a la ignorancia que la mayoría de la sociedad tiene al respecto, y porque solo con oír juntos procesador y datos ya marea a más de diez. Así los de mi gremio, muy cercano al informático, habíamos venido a ser una especie de gurús de los nuevos tiempos globalizados.

Decidí encarar este reencuentro como una oportunidad para reconciliarme con mi pasado.

Tomé la determinación de dedicar unos días de mis vacaciones a visitar el colegio. Reencontrarme con una parte de mi pasado que había dejado enterrado en mi memoria bajo los recuerdos, más recientes y menos ingratos, del instituto y de la universidad. 

Solo me asaltaba una duda, como reaccionaría al reencontrarme con antiguas enemistades.

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(próxima entrega el 6 de enero)


Con los reyes, llega el Capítulo II.


Se irá desvelando el misterio de la fotografía. ¿Por qué aparece velado solo el grupo de personas? ¿Qué origina este fenómeno? Y lo más importante ¿quien hay detrás de todo esto?

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